Estamos en un tiempo económico donde muchas empresas tienen dificultades a la hora de cubrir sus vacantes. No encuentran personal, las ofertas laborales con las que hace un año cubrían un puesto ahora no levantan interés entre los que podrían llenar la misma. Está claro que las circunstancias han cambiado. Y las empresas tienen que pagar salarios más altos para encontrar nuevos empleados, pero esto también afecta a los ya contratados.

Las empresas carecen de poder para fijar los salarios cuando los mercados son perfectamente competitivos. Lo único que pueden hacer es contratar a los trabajadores que necesitan para cada tipo de trabajo con su respectivo salario de mercado. Es evidente que esta visión está reñida con la percepción que tiene la gente. Algunas empresas pagan salarios más altos que otras. En algunos casos, las diferencias de salario parecen compensar las condiciones del trabajo. Puede que las empresas que funcionan en entornos riesgosos, o donde los trabajadores tienen que permanecer de pie durante largas horas, por ejemplo, tengan que pagar salarios más altos para atraer a los trabajadores. Otras empresas sencillamente parecen ser mejores para los trabajadores porque pagan salarios más altos e incluso ofrecen otras ventajas atractivas.

Hay que tener en cuenta que en una compañía suele existir una estructura salarial en función del puesto ocupado. Se produce un agravio comparativo si alguien que acaba de incorporarse empieza cobrando más que otra persona que ocupa el mismo puesto. Y con la paradoja que además en muchas ocasiones es el encargado de formar a la persona que se incorpora. Por no hablar de que puede tener más experiencia, conoce mejor a los clientes, etc.

Una situación incómoda que implica actualizar la escala salarial.

Nos encontramos aquí con un problema estructural. Si se ofrece más dinero a los nuevos empleados, los que ya tenemos en plantilla también deberían ver como sus salarios se renuevan. Esto genera una escalada de costes salariales que es muy complicada de asumir por la empresa. Porque saben que una vez que se renuevan dichos salarios, no habrá una revisión y se disminuirán si dentro de unos años las circunstancias han cambiado.

En caso de que no se actualicen los salarios a los trabajadores ya contratados y sean conscientes de que a los nuevos se les paga más se provoca para iniciar un mal ambiente visible. Los empleados que ya tenemos con nosotros desde hace años inician a sentirse desestimados, cuando no maltratados. Y el estrés en el día a día hace que tanto la convivencia, como la cooperación en el trabajo sea compleja.

¿Se puede ocultar estos salarios? Hasta hace poco el secretismo en los sueldos era norma en muchas empresas. Aún es la hora y muchas ocultan estas diferencias salariales con pluses o extras que pagan por diferentes motivos que son diferentes para empleados que hacen las mismas tareas.

Actualmente es más complicado instaurar este tipo de políticas puesto que las leyes de igualdad retributiva obligan a que se publiquen las retribuciones segregadas por puestos, departamentos y género.

El problema de intentar encubrir estas diferencias está en que en el tiempo en que se sabe, muchos de los trabajadores se pueden sentir engañados. A partir de aquí tienen un pie fuera de la empresa, ya que la mayoría busca conseguir fuera, generalmente en la competencia, lo que su propia empresa les está negando. Publicado por Contador Financiero, agencia de noticias e información.

Por admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *